sábado, 10 de marzo de 2007

- Edward Gein: El carnicero de Plainfield

Psicóticos
Aparentemente era un hombre inofensivo... pero su personalidad ocultaba un terrible psicópata que convirtió su granja en un matadero humano. Sus espeluznantes crímenes proporcionaron a Hitchcock las bases para su clásica película de terror Psicosis. En la tarde del 8 de diciembre de 1954, un granjero de Plainfield, en Wisconsin, entró en "la taberna de los Hogan" a echar un trago en esa fría tarde de invierno cuando descubre con espanto un gran reguero de sangre que cubría las tablas de madera del suelo. La propietaria Mary Hogan, había desaparecido. El sheriff observó que no había señales de lucha aparentes y que la caja registradora seguía llena, pero determinó que la mujer había sido asesinada y que su cuerpo había sido arrastrado hasta un coche que esperaba fuera. Los informes forenses tan sólo confirmaron las conclusiones a las que había llegado el sheriff y no arrojaron ninguna luz sobre el caso. La desaparición de Mary era un misterio.
Aproximadamente un mes después de este suceso, el propietario del aserradero de Wisconsin comentaba el caso con un hombre pequeño y tímido que vivía en una granja de madera a pocos kilómetros de allí. Su nombre era Ed Gein. Gein vivía solo desde la muerte de su madre en 1945 y se ganaba la vida haciendo toda clase de trabajos a los vecinos de Plainfield. Fue su habilidad en este tipo de trabajos, por la que este hombre de complexión débil, mediana edad, pelo rubio y ojos azules empezó a ser conocido entre las gentes del lugar como una persona trabajadora, cumplidora, fiable pero excéntrica. El propietario del aserradero no se llevaba muy bien con Gein.
Encontraba extremadamente difícil hablar con él por que a veces éste comenzaba a reír con nerviosismo sin motivos como un desequilibrado, o por sus comentarios inoportunos que dejaban a la otra persona sin saber que decir. En esta ocasión, el hombre recordó que Gein solía sentarse solo en un rincón de la taberna mirando fijamente a la dueña del local absorto en sus pensamientos con una jarra de cerveza, y supuso que estaba enamorado de la mujer. Le sugirió bromeando, que si le hubiese hablado a Mary con claridad de sus sentimientos, probablemente en ese momento estaría en su granja cocinando y esperando a que volviera en lugar de haber desaparecido presumiblemente asesinada.
Gein, con un extraño gesto puso los ojos en blanco y le respondió con una de sus conocidas sonrisas: "No está desaparecida. Ahora mismo está en la granja". El hombre se encogió de hombros y no le tomó en serio, después de todo, era el tipo de comentario que se esperaba de él... Nació el 27 de agosto de 1906, hijo de madre austera y fanática religiosa que despreciaba a su débil y borracho marido. Cuando ambos discutían, que solían hacerlo con frecuencia, el hombre se emborrachaba y pegaba a sus dos hijos. Desde el primer momento, la vida de Ed estuvo completamente dominada por su madre, quien se había prometido a sí misma que su hijo no sería nunca como esos hombres lascivos, ateos y alcoholizados que veía a su alrededor. Seguía una disciplina muy dura castigando a sus hijos, e incapaz de darles el consuelo y el amor de una madre.
Gein no tubo contacto con otros niños, pues todo el mundo suponía ante los ojos de esa madre una amenaza para la pureza moral de su hijo. Así durante treinta y nueve años hasta que la mujer moría víctima de un ataque al corazón, dejando tras ella un hombre dependiente, reprimido y sólo, en un mundo que apenas comprendía. La mañana del sábado 16 de noviembre de 1957, Ed Gein asesinaba a la dueña de la ferretería del pueblo, Bernice Worden, disparándole una bala con su viejo rifle de caza del calibre 22. También en esta ocasión se llevó el cadáver en la furgoneta, dejando el suelo del local encharcado de sangre. Pero esta vez, habría un testigo... el libro de contabilidad. En su última anotación, figuraba el nombre de Ed Gein, a quién habría vendido su último anticongelante.
Dos oficiales de la policía arrestaron a Gein, mientras otros dos se dirigían inmediatamente hacia su granja con la intención de llevar a cabo un registro. Al pasar dentro, el sheriff sintió como algo le rozaba el hombro, y al volverse se topó con un cuerpo decapitado de mujer con un profundo agujero en el estómago que colgaba del techo. Después de recuperarse del shock por el horror que habían presenciado, y tras pedir ayuda por radio, los dos hombres volvieron a la casa.
El cadáver colgaba de un gancho por el tobillo y con un alambre le habían sujetado el otro pie a una polea. Habían rajado el cuerpo desde el pecho hasta la base del abdomen, y las tripas brillaban como si las hubiesen lavado y limpiado. No había duda que el causante de ese terrorífico espectáculo era una persona enferma. Era difícil de creer que un ser humano pudiera vivir allí. Por todas partes se veían montañas de basura y desperdicios, cajas de cartón, latas vacías, herramientas oxidadas, excrementos, revistas pornográficas, de terror y de anatomía humana, chicles pegados en las tazas y una dentadura sobre el mantel de la mesa...
Más tarde, en cuanto llegaron más patrullas, se descubrió en el interior de la casa todo el horror que allí escondía. Había varios cráneos esparcidos por la cocina, unos intactos y otros partidos por la mitad y empleados como cuencos. Una inspección más detenida reveló que una de las sillas de la cocina estaba hecha con piel humana, como las pantallas de las lámparas, las papeleras, las fundas de los cuchillos e incluso alguna prenda de vestir, como un chaleco o un cinturón formado con pezones humanos.
Entre los más atroces descubrimientos, se encontraron unas cajas con los restos humanos pertenecientes a diferentes cuerpos sin identificar, el corazón y la cabeza amputada de Bernice Worden en una bolsa de plástico, una colección de nueve máscaras de piel humana con el pelo intacto, de las cuales, cuatro colgaban en la pared que rodeaba la cama de Gein, etc. Había decorado el interior de su casa de madera con esas máscaras confeccionadas con tiras de piel procedentes de auténticos rostros humanos y con los cráneos colgados de las columnas de su cama. La única habitación de la casa que parecía normal era una sellada con tablones en la puerta y perfectamente ordenada... la de su madre.
Desde que su madre muriera en 1945, doce años antes, la habitación había estado cerrada con clavos como un sepulcro. Ed explicó a la policía después de su detención que después de su fallecimiento, su madre se mantuvo en contacto con él durante más de un año, hablándole mientras se adormecía. Dijo que había sido en esa época cuando desarrolló su fascinación por la anatomía. Le fascinaban los reportajes sobre la operación de cambio de sexo y se planteó el convertirse él mismo en mujer.
Gein declaró que tan sólo recordaba, muy confusamente, haber matado a Bernice Worden, y que los demás restos humanos que se habían hallado en la granja pertenecían a nueve cadáveres que había sacado del cementerio. Explicó que en los últimos años sentía de vez en cuando la necesidad de profanar tumbas, y que en algunas ocasiones incluso conocía a las víctimas en vida y se enteraba de sus muertes leyendo los periódicos. Luego, en la noche del entierro, se dirigía al cementerio, sacaba el cadáver y rellenaba de nuevo la tumba (eso lo pudo comprobar la policía más tarde, cuando al exhumar las tumbas, algunas de las que Gein había dicho, se encontraban vacías). Muchos de los objetos domésticos y muebles que se descubrieron a raíz del arresto de Gein, procedían de las profanaciones de tumbas.
Unas veces arrastraba cadáveres enteros hasta su casa, otras cortaba las partes más interesantes y se las llevaba como recuerdo. El 30 de marzo de 1958 la casa de Gein fue arrestada, después de correrse el rumor de que estaba destinada a convertirse en una atracción para turistas como la Casa de los Horrores. De todas formas, su camioneta Ford sobrevivió y se vendió en una subasta pública para ser utilizada en ferias locales con un letrero que anunciaba: ¡El coche de Ed Gein! ¡Vea el coche que transportó a los muertos de las tumbas! Los médicos del hospital Central del Estado deciden que el asesino no está capacitado para ir a un juicio y es internado hasta los años 68, cuando después de un juicio que duraría una semana, se le declara culpable de dos asesinatos, pero al aducirse su locura, es de nuevo internado.
El caso de Ed Gein es, desde un punto de vista médico, uno de los más complejos de la criminología. Voyerismo, fetichismo, travestismo y puede que necrofilia, integraban su personalidad. Sin embargo, a medida que se iba conociendo su verdadera historia se izo evidente que esas perversiones eran meras manifestaciones de una psicosis profunda, un trastorno mental que tenía sus raíces en la relación anormal que tenía con la madre.
Cuando los psiquiatras comenzaron a considerar las posibles razones de su comportamiento patológico, supusieron que se trataba de un caso de "Complejo de Edipo", que Gein estaba enamorado de su madre y que a raíz de su muerte se obsesionó en buscar a alguien que la sustituyera, pues se encontraron extraordinario parecido entre sus víctimas y su madre. De niño, buscaba el amor de su madre de manera obsesiva, que le era negado una y otra vez, fue así como en su mente se desarrolló una nueva personalidad, un Ed que odiaba a la mujer.
Gein murió por insuficiencia respiratoria el 26 de julio de 1984, tras décadas de reclusión en una unidad psiquiátrica, donde resultó ser un paciente modelo. En la actualidad, sus restos descansan en el cementerio de Plainfield, al lado de los de su madre... Sin embargo, la influencia de Gein puede percibirse todavía en personajes literales como Buffalo Bill, el travestido de piel de El Silencio de los Corderos o en películas como la Matanza de Texas, El Asesino, Los Carniceros...
Hoy, sus "admiradores" pueden comprar máscaras de látex Gein, coleccionar recuerdos Gein o reunirse en su club de admiradores para contar chistes geiners: ("¿Cómo era la gente que vivía en la granja del horror de Ed Gein? Deliciosa.", o, "Por que Gein ponía siempre la calefacción a tope en su granja? Para que a los muebles no se les pusiese la piel de gallina").
Con respecto a estos chistes, se ha elaborado un informe científico titulado "Reacciones comunitarias ante un acontecimiento aterrador", diciendo que los "geiners" y otros chistes similares eran modos que tenía la sociedad de enfrentarse con lo inconcebible, y por esa razón debían ser tolerados.
Pili Abeijón
Criminóloga

- Psicopatía criminal y asesinos en serie a debate en Valencia

Congresos

Más de 500 estudiantes y profesionales de la psicología, psiquiatría, policía, investigación, abogacía y criminología nos reunimos en Valencia para analizar, desde una perspectiva científica y policial, el problema de los “Psicópatas y Asesinos en Serie”. Los mejores especialistas en del mundo se dieron cita en este congreso para debatir el misterio que supone, tanto para psiquiatras como para policías, el fenómeno de los Serial Killers. Personalidades como el citado anteriormente Coronel Robert Ressler, el psiquíatra Robert Hare (autor del sistema de clasificación de psicópatas más usado del mundo), o psicóloga forense Candice Skrapec (que en estos momentos dirige algunas tesis sobre asesinatos en serie y creencias religiosas), analizaron en profundidad el mayor enigma de la psicología criminal.

Durante su conferencia Steven A.Egger, primer autor de una tesis doctoral sobre Serial Killers y profesor de Justicia Criminal en la Universidad de Illinois definió los asesinatos en serie como: “La obra de uno o mas individuos que comenten un segundo y posterior asesinato, sin que haya relación anterior entre victima y agresor. Los asesinatos posteriores ocurren en diferentes momentos y no tienen relación aparente con el asesinato inicial, y suelen ser cometidos en una localización geográfica distinta. Además, el motivo del crimen no es el lucro, sino el deseo de ejercer control o dominación sobre sus victimas”.

Sin duda se trata del criminal más temido por las policías de todo el mundo, ya que resulta especialmente difícil investigar este tipo de crímenes en los que no existen relación entre las victimas, ni entre el agresor y ellas. Además, la especial crueldad con que los asesinos comenten estos crímenes aterra y desconcierta a los investigadores. Es como una furia salvaje desatada de pronto, que arrasa todo lo que encuentra a su paso. Es como la expresión del “Mal” en estado puro ya que ¿existe algo más maligno que la violación, mutilación y asesinato de docenas de seres humanos sin causa aparente?.

Según las escalofriantes estadísticas ofrecidas en ese congreso, en el que pudimos intercambiar información y opiniones con expertos de todo el mundo, la mayor parte de los psicópatas que terminan de cumplir su condena y salen de prisión, vuelven a matar. Durante una de las sesiones alguien los definió como “adictos al crimen”. Y no se trata del mero acto de robar la vida a otros seres humanos, sino de la brutalidad y crueldad con que esos crímenes son cometidos. Ted Bundy, Arthur Shawcross, John Wayne Gacy, Ed Kemper… todos ellos se han convertido en personajes populares en los Estados Unidos por haber asesinado a docenas de personas sin un móvil aparente. Mitificados como astros de cine, o ídolos de rock por una sociedad que muestra su propio delirio con esa mitificación, sus fotos adornan las carpetas y camisetas de miles de adolescentes americanos; reciben centenares de cartas de admiradores e incluso, muchos de ellos –como el mismísimo Ramírez- han llegado a casarse en prisión con alguna de sus fans. ¿Cómo es posible que los peores monstruos de la humanidad despierten esa fascinación? Tal vez por la misma razón por la que el Conde Drácula seduce con su hipnótico hechizo a miles de lectores y televidentes, quienes caen seducidos a los pies de un asesino que, no por romántico maldito, deja de ser despiadado.

Durante el congreso de Valencia pudimos escuchar las opiniones de psiquiatra y psicólogos sobradamente autorizados en este tema, como el Dr. James Santiago Grisolía, director de la Sección de Neurología del Scripps-Mercy Hospital y Profesor de Neurociencias en la Universidad de California.

El Dr. Santiago Grisolía introdujo algunas de las investigaciones realizadas en EEUU, en torno a las lesiones cerebrales producidas en la infancia, que terminarán desarrollando la psicopatía en el individuo una vez adulto. Factores como la malnutrición, los partos complicados, o cualquier otra alteración en el desarrollo del sujeto durante su infancia, puede alentar la tendencia violenta del joven, que presentará, probablemente, un historial delictivo amplio en su adolescencia. Grisolía además aludió a los exámenes neurológicos de psicópatas, que han detectado, por ejemplo “defectos en la amígdala o en las conexiones que ésta establece con el córtex. Recientemente se ha podido demostrar la existencia de anomalías en la reacción que el psicópata tiene al escuchar palabras con contenido emocional, utilizando neuroimágenes, del flujo de sangre cortical”.

Tomo el relevo a Santiago Grisolía una de las mayores autoridades mundiales en psicopatías, y una de las “estrellas” asistentes al congreso: el Dr. Robert Hare, profesor de Psicología Forense, Psicofisiología y Cerebro, y Comportamiento en la Universidad de British Columbia, Vancouver. Y sobre todo, autor del sistema de evaluación de las psicopatías, que ha revolucionado la psiquiatría criminal.

Hare redundó sobre las precoces manifestaciones antisociales en la infancia de los psicópatas, detallando además las novedosas técnicas desarrolladas en su laboratorio, para el diagnóstico y evaluación de la psicopatía. Sin embargo Hare matizó que, aunque la mayoría de los asesinos múltiples son psicópatas, no todos los psicópatas llegan a cometer homicidios, aunque puedan manifestar las mismas características de manipulación, agresividad y falta de respeto a los semejantes que los Serial Killers: “Algunos son trabajadores informales y poco fiables, empresarios depredadores sin escrúpulos, políticos corruptos o profesionales sin ética que usan su prestigio y poder para victimizar a sus clientes, pacientes o sociedad en general”.

Tras detallar el sistema de evaluación de psicopatías diseñado por Hare, y utilizado ya con éxito en diferentes países del mundo, el Dr. Robert Hare enumeró diferentes estudios realizados con un universo de delincuentes convictos que apuntaban datos de gran interés, como que un 25-30% de los maridos que maltratan a sus esposas encajan en el perfil del psicópata. O el análisis realizado por el FBI en 1992, del que se deducía que más del 40% de policías que habían fallecido en acto de servicio en EEUU, lo habían hecho a manos de individuos que encajaban en el mismo perfil de psicópatas.

Adrian Raine, profesor de Psicología en la Universidad Southern de Californa, aunó en los aspectos cerebrales de la psicopatía, enumerando, por ejemplo, las diferencias que se han detectado al comparar los lóbulos temporales de los delincuentes sexuales y de los sujetos no delincuentes, subrayando además las deficiencias, por no decir la imposibilidad, que presentan los psicópatas para comprender las emociones. Lo que los hace insensibles para con sus víctimas. Este aspecto, el de las emociones, fue desarrollado a fondo por Christopher J. Patrick, profesor de psicología en la Universidad de Minnesota, y me gustaría reclamar la atención del lector sobre este punto.

Tras una erudita introducción de José Sanmartín, Catedrático de Lógica en Valencia y Presidente de la organización del congreso, se inició la tercera sesión, dedicada íntegramente a los Asesinos en Serie. Debo resaltar que tras la presentación de José Sanmartín se proyectó una entrevista en video mantenida con el psicópata convicto por triple asesinato, Joaquín V. D. Después, inició el turno de ponencias el Profesor de Justicia Criminal en la Universidad de Illinois Steven A. Egger.

Egger demostró su amplia experiencia en este tema, enumerando diferentes estudios estadísticos realizados en EEUU en torno a los Serial Killers. Aportó además interesantes conceptos, como el de los “less-dead” (“menos muertos”) haciendo alusión a las víctimas favoritas de los Asesinos en Serie; mendigos, prostitutas, y otro tipo de individuos marginales, que tienden a ser infravalorados por la sociedad. Volveré sobre este concepto más adelante, en relación a los asesinos en serie españoles. Egger enumeró numerosos ejemplos, recordando algunos de los casos más famosos de Serial Killers norteamericanos, como Albert DeSalvo, Richard Ramírez, Henry Lee Lucas, Ted Bundy, etc. Además diferenció el perfil y modus operandi de las Asesinas en Serie y los Asesinos en Serie, y dedicó una especial atención a la victimología de este fenómeno.

Mas tarde Candice Skrapec, profesora del Departamento de Criminología de la Universidad Estatal de California, profundizó en los móviles del Asesino en Serie. Skrapec ha tenido la oportunidad de pasar muchos horas conversando con famosos Serial Killers norteamericanos, lo que le ha permitido apuntar interesantes reflexiones sobre las motivaciones que mueven a estos homicidas reincidentes, subrayando el fondo sexual y de control que subyace en los crímenes de los Asesinos en Serie.

Todos estos apuntes, aunque superficiales, sobre la situación actual, a 1999, de la comprensión psiquiátrica y policial sobre los asesinos en serie, ayudará al lector a comprender, posteriormente, mis deducciones y conclusiones sobre alguno de los grandes hitos de la psicopatía criminal en España, como el caso del hombre-lobo de Allariz, y otros antropófagos y vampiros españoles. Pero antes sería prudente escuchar a la opinión más autorizada del mundo en esta materia.

Ya que, si una conferencia era esperada con ansia y expectación en Valencia, fue la del Coronel Robert K. Ressler, sin duda el ponente más esperado del congreso. Ressler, como apunté en el primer capítulo de este libro, fue el fundador y director del Programa de Detención de Criminales Violentos (VICAP) del FBI, y autor de libros “clásicos” en la bibliografía especializada en Serial Killers, como “El que lucha con monstruos” mencionado anteriormente.

Ressler dedicó su conferencia a las técnicas de investigación de un asesinato en serie, a través del perfil psicológico del criminal, y el análisis de las escenas del crimen. Ressler ilustró su conferencia con numerosos gráficos y diapositivas relativas a sus investigaciones en el FBI, y algún video de sus famosas entrevistas con Serial Killers, incluidas en el Programa VICAP. Uno de los casos expuestos por Ressler durante su conferencia, sobre el que posteriormente el Coronel me facilitaría más datos durante nuestra reunión, y al que dedica el primer capitulo de su libro “Whoever fights monsters”, es el protagonizado por Richard Chase, alias “El Vampiro de Sacramento”.
Joel Norris por su parte, psicólogo norteamericano especializado en los asesinos en serie, y autor de "Serial Killers: a growing thears" afirmó que una de las características de este tipo de criminal el al compulsión al hablar sobre los crímenes perpetrados: "Es como si en el fondo deseasen ser detenidos para así poder hablar de los problemas que les afligen". Según el psicólogo americano, los psicópatas de esta especie responden a un retrato común. La mayoría ha sufrido abusos sexuales durante la infancia. Les excita el proceso de encontrar la presa, conquistarla y capturarla. Un tercio de ellos tiene la costumbre de quedarse con parte de ellos a través del canibalismo, el vampirismo o la necrofilia. El diez por ciento suelen ser homosexuales y atacan a la gente del mismo sexo. Y todos suelen ser hiper-religiosos. "Se adhieren a alguna idea, ya sea cristianismo, satanismo o racismo, que funciona como un justificante a la hora de cometer los asesinatos. Ellos creen que están haciendo un favor a la víctima o purificando a la sociedad".

Jonathan Pincus, jefe del Departamento de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Georgetown, afirmó que la opinión de los especialistas es la que hay tres factores que actúan interrelacionados para causar esta clase de aberrantes comportamientos violentos como es el canibalismo en los asesinos múltiples: "Y son la experiencia de haber sufrido malos tratos en la infancia, la paranoia y las lesiones cerebrales; en particular, el daño en el lóbulo frontal, que hace al individuo más sensible a los impulsos y menos sensibles a las normas sociales. Una persona con síndrome de lóbulo frontal podría orinar en el suelo de la sala de estar y, cuando le preguntáramos porque lo ha hecho, nos respondería sencillamente que porque le apetecía". El instinto impera sobre la norma social.

Manuel Carballal
Vicepresidente 2º CIAC

Publicado originalmente en Revista Policía nº 143

- El problema de los desprogramadores de sectas

Sectas
La lucha contra la programación psicológica de las llamadas sectas destructivas ha posibilitado la existencia, sobretodo durante los años setenta y ochenta, de profesionales de la psicología o de la psicoterapia especializados en desprogramar los cerebros del sectario, para "volverlos a la normalidad".

Alguno de los principales protagonistas actuales del mundo de la investigación y combate contra las sectas han sido protagonistas personales de estos desagradables episodios. María Rosa Voladeras, por ejemplo, vivió el drama de la programación y desprogramación sectaria a través de su hijo, quien durante dos años y medio perteneció al Movimiento Internacional para la Conciencia de Krisna (conocidos popularmente como Hare Krisna). El hijo de María Rosa Voladeras sufría una hepatitis, que aún hoy sigue padeciendo, e ingresó en Hare Krisna tentado con la promesa de que sería sanado gracias a los conocimientos de la literatura védica y las escuelas vahisnavas de occidente. Cuando María Rosa Voladeras descubrió que su hijo había ingresado en una secta "destructiva" intentó encontrar ayuda en todos los centros asistenciales y autoridades españolas sin conseguirlo. Así pues buscó ayuda fuera del país, y como tantos otros padres de jóvenes sectarios la encontró en Estados Unidos. Desde allí llegaron dos especialistas con la misión de desprogramar la mentalidad sectaria del muchacho. "Fueron unos días durísimos. -Explica la Sra. Voladeras- Mi hijo estaba convencido de que lo iban a drogar y a prostituir. Para el sectario todo lo malo que hay en la tierra son los padres. Todas las sectas tienden a romper la relación con los padres, sea como sea. Lo hacen degradando la imagen de los padres ante los hijos...".

En aquellos días el joven renunciante Hare Krisna cumplía su servicio militar destinado en Ceuta, y María Rosa Voladeras y su esposo solicitaron un permiso a los mandos del cuartel para su hijo, con la intención de intentar una última actuación desesperada. El permiso fue concedido y el mismo padre del muchacho acudió a buscarlo en coche. De regreso un "casual y proverbial" pinchazo les obligaría a detenerse. El padre se ensució deliberadamente más de lo previsto, y con ese pretexto entraron en un local de carretera para aslearse. El joven Hare Krisna fue conducido a una habitación donde le esperaban los dos desprogramadores norteamericanos. Y allí sería encerrado para vivir el tortuoso proceso de re-programación que duraría varios días. "Le cerramos la puerta -declaraba Voladeras a un semanario nacional- y allí se quedó con los desprogramadores. Esto fue un viernes a las seis, y el domingo volvía con nosotros a casa". Después de esa dramática experiencia María Rosa Voladeras, como otras muchas madres de jóvenes sectarios, desprogramados o no, decidió dedicarse a ayudar y asesorar a otras familias que sufran el problema de las sectas, siendo co-fundadora de la asociación AIS (Ayuda e Información sobre Sectas) perteneciente a Pro-Juventud.

Sin embargo, y pese a sus presumibles buenas intenciones, tanto familias de sectarios como desprogramadores profesionales han recibido numerosas denuncias por parte de movimientos religiosos de toda índole, por secuestrar y maltratar psicológicamente a mayores de edad para imponerles su criterio ideológico, que no legal.

En Estados Unidos las denuncias han llegado a arrojar sentencias condenatorias contra desprogramadores profesionales que, además de obtener sustanciosas sumas económicas de las familias de sectarios, han sido acusados de abusos sexuales, malos tratos, etc., por parte de sus "pacientes". ¿O sería más correcto decir víctimas? El grave problema de las sectas en Norteamérica, que afecta a millones de ciudadanos, propició inmediatamente un nuevo fenómeno social que rápidamente fue exportado a otros países. Psicólogos en paro, o terapeutas de escasa formación y actividad profesional, encontraron en la desprogramación sectaria una jugosa fuente de ingresos. En su desesperación por recuperar al hijo -padre, hermano o amigo- captado por una secta las familias están dispuestas a pagar cualquier suma, amén de dar carta blanca al "especialista" para que utilice los sistemas que crea oportuno para recuperar al sectario para la sociedad "civilizada". Y eso motivó que en algunos casos, afortunadamente los menos, llegasen a consumarse delitos graves contra el sectario, que en ese instante se convierte en víctima por partida doble, de sus programadores primero, y de sus re-programadores después.

El pasado año, y durante dos semanas, unos cuarenta inspectores de policía, provenientes de diferentes provincias españolas, asistían en Madrid a un cursillo de la Brigada de Información sobre Sectas. Entre las conferencias impartidas a esos inspectores, por algunos de los estudiosos invitados a asesorar a dicha Brigada, un sacerdote católico disertó sobre las creencias de las sectas en una conferencia titulada: "Las Sectas destructivas y la Iglesia". Según este experto en sectas, "la Iglesia se distingue de la secta por su origen, medios, mensaje y fin. El análisis de estos cuatro elementos en cualquiera de las iglesias cristianas, y sobre todo en la Iglesia católica, manifiesta de manera fehaciente la diferencia esencial entre la Iglesia y las sectas". Sin embargo, algunos de los inspectores asistentes al curso se planteaban la siguiente reflexión: ¿y cuál es la diferencia?.

Las fuerzas de seguridad del estado son perfectamente conscientes de que se han presentado denuncias por padres de jóvenes captados por movimientos cristianos a los que definen como sectarios, como los Testigos Cristianos de Jehová, la Iglesia Evangélica, o la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días (mormones), entre otros. E incluso se han realizado denuncias contra movimientos católicos como el Opus Dei, la Renovación Carismática, o ciertas órdenes monásticas, por parte de padres que han perdido a sus hijos al ingresar en estas organizaciones religiosas sin su aprobación. Evidentemente para un agnóstico o ateo, el hecho de que su hija renuncia a una vida normal, matrimonio, carrera y familia, para hacerse monja carmelita, por ejemplo, resulta absolutamente inaceptable, y no son pocos los casos de padres que han acusado a ciertas órdenes religiosas católicas del secuestro y lavado de cerebro de sus hijos. Sin embargo estos casos con frecuencia son obviados por los "expertos en sectas" ya que resulta mucho más incómodo atacar un culto política y económicamente poderoso como el catolicismo, que cultos minoritarios y menos poderosos.

Este hecho incuestionable nos pone alerta contra una de las realidades menos conocidas del fenómeno "Desprogramación", y es que en todos y cada uno de esos grupos cristianos, y también católicos, existen terapeutas y "expertos" dedicados a desintoxicar a los jóvenes que han pertenecido a "falsas religiones" y que ahora abrazarán la verdadera fe.

Al examinar la bibliografía de estos y otros grupos sectarios, podemos encontrar libros escritos por Testigos de Jehová, mormones, numerarios del Opus Dei, evangélicos, sacerdotes católicos, etc., examinando el problema de las sectas, y catalogando todas las demás creencias cristianas de sectarias, menos la suya, que lógicamente es la "auténtica". De la misma forma existen misioneros Testigos de Jehová, elders, mormones o pastores evangélicos dedicados a recuperar a ex-católicos (en palabras literales de uno de ellos: "ex-adeptos a la secta del Vaticano"), igual que existen supuestos expertos y desprogramadores católicos dedicados a "recuperar" ex-mormones, ex-protestantes, ex-testigos, etc. Esta lamentable realidad se debe a la profunda ignorancia sobre el problema, y al oportunismo que se desarrolló en torno a las sectas durante los años setenta y ochenta. Resulta absolutamente paradójico que se intenten combatir las creencias de un grupo ideológico con otras creencias similares, o a veces aún más absurdas. Lo único que se consigue con esa actitud es cambiar la devoción irracional a un líder, gurú o santón, por la misma devoción irracional a otro beato, pontífice o santo. En ambos casos un lavado de cerebro sustituye a otro.

Por otro lado, existen denuncias -afortunadamente escasas- contra supuestos psicólogos, terapeutas y expertos en sectas, que en realidad manipulaban y abusaban de los mismos sectarios, o sencillamente intentaban sustituir unas creencias por otras. Uno de los mayores escándalos en este sentido (publicado en primicia por El ojo crítico números 1 y 2) fue protagonizado por un conocido psicólogo y parapsicólogo, miembro de la Comisión Parlamentaria para el estudio de las Sectas, y supuesto experto en desprogramación: José Luis Jordán Peña. Tras años de intensa actividad en este campo se descubrió que Jordán Peña era el autor -ya confeso- del conocido affaire UMMO, además de ser acusado de estar detrás de grupos y prácticas abusivas, fundamentalmente con crédulas esotéricas. Pero Jordán Peña no ha sido, por desgracia, el único psicólogo o terapeuta acusado de abusos sexuales y psicológicos en el mundo de las sectas. El FBI, Scotland Yard o la mismísima Policía Nacional Española posee abundante documentación al respecto.

Sin embargo también es justo reconocer que en algunos casos las denuncias contra desprogramadores profesionales efectuadas por miembros de sectas son tan solo venganzas del sectario, o del propio gurú, contra quienes han cuestionado su divina autoridad en la tierra. En este sentido Pepe Rodríguez, uno de los mayores expertos en sectas de España nos decía: "El problema de la desprogramación es complejo. Yo he estado presente en muchas de esas sesiones de desprogramación y obviamente se cometía un delito, un delito de secuestro. El adepto era conducido a una casa aislada, normalmente una casa en el campo, y allí se le mantenía contra su voluntad. Evidentemente eso era un delito de secuestro, y no es justificable, pero todas las idioteces que se han dicho posteriormente sobre que si el adepto era obligado a comer carne si era vegetariano, o a ir con prostitutas si era célibe, son tonterías y totalmente falsas. Lo único cierto, y por supuesto grave, es que la única forma que tenían los padres de separar a su hijo de la secta para acceder a una vía terapéutica era vulnerando su libertad y manteniéndolo en el lugar de la desprogramación, pero eso era inevitable."

Son ya muchos los jueces, y también los especialistas, que observan las similitudes entre las dependencias de narcóticos, y la adicción religiosa que producen las sectas. Y de la misma forma que los toxicómanos son apartados de su contexto social, que impulsa su adicción, para ser tratados en granjas de desintoxicación, han sido muchos los jueces que han permitido el "secuestro" del adepto a una secta para su tratamiento contra la adicción emocional que le produce dicha secta. En esas sentencias absolutorias, a favor de desprogramadores denunciados, los jueces alegan que se ha permitido la consumación de un delito de secuestro para evitar un mal mayor, que puede desprenderse de la adicción a una secta destructiva.

En la adicción a la secta, igual que en las drogodependencias, algunos pacientes de desprogramadores consiguieron superar su dependencia, pero otros terminaron volviendo a "engancharse". Y son precisamente estos últimos, los adeptos que tras una o varias sesiones de desprogramación terminaron volviendo a la secta, los que han realizado los informes más increíbles denunciando estas prácticas. Por regla general -al menos en los casos españoles- los desprogramados que no han vuelto a sus respectivas sectas, se sienten satisfechos con el tratamiento.

Afortunadamente, en España, las desprogramaciones de adeptos a sectas, tal y como las entendemos, dejaron de practicarse hacia 1985. En los últimos diez años las técnicas para luchar contra las adicciones a movimientos sectarios han evolucionado mucho. Los secuestros y presiones psicológicas de los desprogramadores han pasado a la historia. La experiencia, las denuncias y sentencias contra desprogramadores, y la madurez de los investigadores del fenómeno sectario han contribuido a la consecución de técnicas más efectivas y respetuosas de la libertad del sectario, para rescatarlo de las cadenas que pueden suponerle sus propias creencias irracionales.

Pepe Rodríguez dirige actualmente un equipo de psicólogos y terapeutas destinado a ayudar a ex-adeptos a sectas y a sus familias, pero tanto él como su equipo rechaza ya el término "desprogramador". "Actualmente preferimos el término terapeuta -nos explica-, porqué la forma de ayudar al adepto a una secta ha evolucionado muchísimo desde hace diez años. Afortunadamente ya no se atenta contra la libertad del sectario. De hecho en las terapias actuales es imprescindible que el adepto de el primer paso. Al igual que en las drogodependencias, el adicto es quién ha de estar dispuesto a curar su dependencia. Esa condición indispensable da un giro de 180 grados a las nuevas terapias para la recuperación de sectarios."

Psicólogos y terapeutas como Ana Arias, José Mª Jansá o Margarita Barranco, esta última psicóloga de AIS (Ayuda e Información sobre Sectas), todos ellos especialistas en ayuda a sectarios, intentan poner al adepto en el papel de su líder, su familia, sus compañeros de culto, etc. Usando técnicas como la psicoterapia Gestalt, entre otras, intentan que el sectario conozca las otras perspectivas que existen en su drama personal, hasta que poco a poco comienza a tener una perspectiva más general e independiente de la fe que hasta ese instante ha profesado incondicionalmente.

Según la psicóloga Ana Arias, cuando el adepto comienza a descubrir la dimensión del engaño de que ha sido víctima, sufre de una profunda inseguridad, teniendo serias dificultades para tomar decisiones en su vida personal. "Una vez recuperado el adepto -declaraba Ana Arias- la función de la familia es de apoyo y comprensión. El trabajo del adepto es enfrentarse a la sociedad y superar sus temores. El terapeuta debe conseguir que el ex-adepto entienda el proceso por el que ha pasado, y facilitarle la integración social y la rehabilitación, porque en el grupo pierden muchas de sus capacidades, tanto sociales como laborales".
Esta evolución en las técnicas de desprogramación se debe en buena medida a la similar evolución de los argumentos de las sectas. A pesar de que todavía en la actualidad solemos escuchar con frecuencia, a nivel popular y profano, el término "sectas" seguido del término "religiosas" lo cierto es que limitar el problema de las sectas a las llamadas "sectas religiosas" es una postura obsoleta y anticuada.

Los terapeutas que han asumido el rol de los antiguos desprogramadores han de enfrentarse ahora a otro tipo de argumentos y elementos de captación de sectarios. En la actualidad el concepto secta debería ser ampliado a muchos grupos que no encajarían en la clasificación ortodoxa de "religiosos" como los nuevos cultos OVNI, algunas órdenes esotéricas, movimientos parapolíticos y extremistas, grupos racistas u xenófobos, asociaciones comerciales piramidales, bandas urbanas, y un largo etcétera. La fragilidad emocional del ser humano, y nuestra incorregible necesidad de líderes que piensen por nosotros, hace que en la sociedad actual estén proliferando y multiplicándose las agrupaciones sectarias dispuestas a captar nuestra mente, y nuestro bolsillo, al primer descuido. Y por esa razón las técnicas de desprogramación y las terapias destinadas a recuperar a los ex-adeptos de estas asociaciones también tienen que evolucionar y adaptarse a las nuevas técnicas de manipulación de estos nuevos gurús políticos, paramilitares, esotéricos, ufológicos, etc. Y sobre todo mantenerse dentro de la ley y la moral que pretenden defender. De lo contrario caerían en el delito que pretenden combatir.

Manuel Carballal
Vicepresidente 2º CIAC

- Albert Fish, el sádico entrañable


Psicóticos

Nadie podía haberse imaginado que ese abuelito entrañable de más de 65 años, de rostro demacrado, cuerpo encogido y fatigado, cabello y bigote gris, ojos tímidos podía esconder una personalidad como la que revela su informe psiquiátrico: sadismo, masoquismo, castración y autocastración, exhibicionismo, voyeurismo, pedofilia, coprofagia, fetichismo, canibalismo e hiperhedonismo. Fish nace en 1870. En su familia existen numerosos antecedentes de perturbación mental, empezando por su madre que oye voces por la calle y tiene alucinaciones, dos de sus tíos internados en un psiquiátrico, un hermana demente, un hermano alcohólico, etc.

Desde muy niño se siente atraído por el sadomasoquismo, se divierte infligiendo dolor a los demás y sobre todo a él mismo. Sigue con atención los artículos de crímenes en la prensa, y colecciona sobre todo aquellos de los asesinos en serie caníbales, con los que se siente identificado.A los veinte años mantiene relaciones homosexuales y ejerce la prostitución homosexual en Washington, en dónde viola a un niño y asesina a su primera víctima.En esa época comienza a sufrir alucinaciones de tipo religioso y vive obsesionado con la idea del pecado, creyendo que la única forma posible de expiación es a través del sacrificio personal y el dolor.Él mismo se inflige castigos masoquistas automutilándose, frotando por su cuerpo desnudo rosas con espinas, hundiéndose agujas de marinero en la pelvis y en los órganos genitales... en una ocasión es sorprendido en su habitación completamente desnudo, masturbándose con una mano y con la otra golpeándose la espalda con un palo del que sobresalen unos clavos. A cada golpe grita de dolor, mientras la sangre se desliza por sus nalgas. En alguna ocasión afirma ser Jesucristo, que san Juan le habla y que el mismo Dios le ordena cometer sacrificios humanos.

"Escuchaba voces que me decían cosas y, cuando no las comprendía todas, trataba de interpretarlas con mis lecturas de la Biblia...entonces supe que debería ofrecer uno de mis hijos en sacrificio para purificarme a los ojos de Dios de las abominaciones y los pecados que he cometido. Tenía visiones de cuerpos torturados en cualquier lugar del Infierno..."
Oficialmente, fue detenido ocho veces: la primera por tentativa de estafa, luego por robo, por pago con cheques sin fondos, por cartas obscenas a los anuncios de agencias matrimoniales de los periódicos...

Lo internan tres veces en un hospital psiquiátrico, dejándolo salir al poco tiempo en cada ocasión tras considerar que no es peligroso ni está loco, sino que simplemente sufre una personalidad psicopática de carácter sexual. El propio Fish lo reconocería: "No soy un demente, sólo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo".

A pesar de todos estos delitos, la policía neoyorquina tardaría nada menos que seis años para poder inculparlo por asesinato. Lo logra a través de una carta de Fish enviada a la madre de la víctima que había secuestrado, en dónde le cuenta sus aficiones por el canibalismo y cómo se decidió a probar carne humana por primera vez... con el cuerpo de su hija:

"...Decidí comérmela. La llevé a una casa abandonada en Westchester en la que me había fijado. En el primer piso me desvestí completamente para evitar manchas de sangre. Cuando me vio desnudo se echó a llorar y quiso huir, pero la alcancé. La desnudé, se defendió mucho, me mordió y me hizo algunos rasguños. La estrangulé antes de cortarla en pedacitos para llevarme a casa toda su carne, cocinarla y comérmela. No pueden imaginar cuán tierno y sabroso estaba su culito asado. Tardé nueve días en comérmela por completo. No me la tiré, aunque hubiese podido hacerlo de haberlo querido, murió virgen".

Una vez detenido, se confiesa además autor de otros muchos crímenes y demás aberraciones que había estado llevando a cabo durante toda su vida: su deseo irresistible de comer carne cruda las noches de luna llena, que le valdría el apodo de "el Maníaco de la Luna", sus crímenes más atroces, algún acto de vampirismo como el caso de un niño de 4 años al que flageló hasta que la sangre resbalaba por sus piernas, luego le cortó las orejas, la nariz y los ojos, le abrió el vientre y recogió su sangre para bebérsela a continuación, además de desmembrarlo y prepararse un estofado con las partes más tiernas.También narra la historia de un joven vagabundo al que obligó a realizar toda clase de actos sádicos, masoquistas y coprófagos durante dos semanas, además de cortarle las nalgas en varias ocasiones para beber su sangre. Finalmente intenta cortarle el pene con unas tijeras, pero cambia de opinión al ver el sufrimiento del chico y arrepentido le da diez dólares dejándolo huir...

Estas declaraciones acerca de sus víctimas le cuestan a Fish la sentencia de culpable por crímenes con premeditación tras diagnosticarlo psicótico, pero cuerdo.

Es condenado a la silla eléctrica y ejecutado en la prisión de Sing Sing el 16 de enero de 1936.Su sorprendente reacción después de ayudar a los guardias a colocarle los electrodos, fue la de exclamar entusiasmado: "Que alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado..."

Albert Fish se llevaría a la tumba su mayor secreto, el número de personas que habría asesinado. Cuando se le preguntaba por la cifra exacta, respondía sonriendo: "Por lo menos cien".

Las opiniones de los psicólogos son contrastadas en ese aspecto, unos hablan de varios centenares de víctimas, mientras que otros estiman que no hubo más de cincuenta. Finalmente se le acusa de haber asesinado un total de 15 niños, la gran mayoría procedentes de las capas más pobres de la población.


Pili Abeijón

Criminóloga

viernes, 9 de marzo de 2007

ACTUALIDAD DEL CRIMEN: Necrofilia, profanaciones y satanismo

- Como trabaja la policía cientifica

Criminalística

Nunca se ven cara a cara con el delincuente; por lo general, ni siquiera saben quien es. Lo suyo son las muestras diminutas, los rastros casi invisibles; su cometido es sacarlos a la luz y contribuir a resolver casos, sin moverse de la mesa de laboratorio..."Letras de cambio, cheques y recibos, aquí llegan a manta". Mientras habla, José Manuel Benavides, técnico de la sección de Documentoscopia del Servicio Central de Policía Científica, va mostrando una amplia colección de todo tipo de documentos falsificados o manipulados. "Por ejemplo, aquí tenemos un cheque que se advierte que está repasado. Han raspado el papel, han eliminado la cantidad original... porque claro, aquí de lo que se trata es de aprovechar la firma".

El trabajo de falsificador no le sirvió de mucho: los aparatos de la sección sacaron las modificaciones a la luz; mejor dicho, a los diferentes filtros y tipos de luz por los que pasó el cheque, y que hicieron desaparecer la tinta original como por arte de magia, dejando solo visibles las alteraciones.

Una vez emitido el dictamen de falsificación y enviado al juzgado, el asunto acabó, al menos para los hombres de Documentoscopia. A fin de cuentas, sólo es uno de los muchos casos de falsificación con los que se enfrentan. Además de talones bancarios, recibos y letras de cambio, también llegan pasaportes, documentos de identidad, testamentos, permisos de conducir, décimos de lotería, cartas manuscritas o mecanografiadas, fichas de casino o entradas de fútbol.

Las falsificaciones de papel moneda, que han dado tema en tantas películas, no son tan frecuentes como podría pensarse: "Hay varios tipos, desde la clásica banda organizada, que lo hace bien, hasta fotocopias de billetes coloreados a mano".

Documentoscopia cuenta con unas amplias dependencias, pero no siempre ha sido así. Esta sección, como todas las demás que integran el Servicio Central de Policía Científica (antes Gabinete Central de Identificación), ha sufrido un gran cambio en los últimos tiempos; una drástica ampliación de medios que muestra la importancia que ha ido cobrando con los años las técnicas científicas aplicadas a la investigación policial. "No ha cambiado la Policía pero sí su modo de hacer, por que ésta trabaja en función de unas leyes, a medida que esas leyes van estableciendo nuevas exigencias, la Policía tiene que cumplir esas exigencias. En estos momentos, se está yendo a una demostración del hecho mucho más fehaciente. Eso obliga a efectuar una demostración, no puede ser que llegue un policía diciendo lo que piensa o dando su opinión de lo que ha visto; lo que ha visto lo tiene que demostrar, y debe hacerlo técnicamente. Con un informe pericial, con unos análisis, con algo que objetivamente pueda servir como prueba ante un tribunal".

¿Pero en esos casos concretos se aplican estas técnicas de análisis? Prácticamente, casi todos los delitos pueden incluir la intervención de este servicio, aunque solo actúan a requerimiento judicial, aportando los resultados de su análisis. Por lo general no se les suele informar sobre los pormenores del caso en que están trabajando: pueden averiguar que la firma de un cheque es falsa, que unas balas han sido disparadas por cierta pistola en concreto, que varias papelinas de coca han sido cortadas con estricnina; pero no quién falsificó, quien disparó, quien adulteró. Y lo que es más, no quieren saberlo, pues el conocimiento de más detalles podría hacerles perder objetividad en su trabajo. "La siguiente noticia la tenemos cuando se nos cita a juicio oral para prestar declaración sobre el peritaje. El perito llega al juicio, contesta a las preguntas que le hacen y, cuando termina su declaración se va... y tampoco sabemos qué pasa en el juicio al final".

Esta búsqueda de la objetividad en el trabajo de la Policía Científica es compartida por su equivalente en la Guardia civil: el servicio de Policía Judicial. Sus instalaciones son quizá menos vistosas y su volumen de trabajo algo más descansado, pero fundamentalmente se dedican a lo mismo, con idénticos procedimientos y normas de actuación.

La base sobre la que estos departamentos trabajan podría definirse así: todo tipo de acción o intervención humana en un objeto o en otra persona deja rastros. Y esos rastros pueden ser encontrados e identificados. La sección de Documentoscopia de la Policía Científica (su equivalente en la Guardia Civil es el departamento de Grafística), es un buen ejemplo. Una falsificación puede pasar por legítima a simple vista para el hombre de la calle, pero años de experiencia y aparatos como el videoespectro de comparación, consiguen maravillas: una simple raspadura, apenas visibles para el ojo humano, resalta como con luz propia. Y si alguien ha tratado de eliminar un texto tachándolo, tampoco presenta mayor problema: al ir sometiéndolo a diferentes tipos de luz, la tachadura desaparece y el texto que había debajo puede leerse con toda claridad.

El microscopio de comparación es quizá el arma más utilizada por estos policías de bata blanca; se emplea en prácticamente todas las secciones y permite observar a la vez dos objetos distintos. Documentoscopia lo emplea, por ejemplo, para comparar un documento verdadero con otro dubitado. Lofoscopia, para buscar similitud entre dos huellas digitales. Pero es quizá la sección de Balística la que hace un uso más intenso de ese aparato... y de muchos otros. En este departamento hacen lo que todos vemos salir en las películas, simplemente que es real y el análisis mucho más exhaustivo. Proyectiles, vainas y armas constituyen su material de trabajo, y cuando llegan a la sección son analizados de la manera más completa posible. Las vainas y proyectiles se examinan con el proyector de perfiles o el microscopio de comparación en busca de señales que pueden medir menos de la décima parte de un milímetro, pero que demostrarán concluyentemente, por ejemplo que dos vainas han sido disparadas con la misma pistola. Toda la información que se obtenga queda archivada para futuras referencias, de modo que sea posible reconstruir el historial delictivo de una pistola recién llegada consultando los archivos. En ocasiones el número de serie del arma ha sido borrado, o bien el cañón o la aguja del percutor no son los originales. Estas manipulaciones suponen una mayor dificultad, pero nunca algo imposible de resolver. Lo dice bien claro una máxima expuesta en la pared: "Los laboratorios forenses no existen para una actuación rápida, sino para dar una respuesta plenamente fiable". (O, podría añadirse, lo más fiable posible...)

Para que, tanto la Policía como la Guardia Civil, emitan un diagnóstico afirmativo, les es necesaria una certeza total.En ocasiones el trabajo es sencillo, como por ejemplo, si llegan a la sección de Balística de la Policía las fotografías correspondientes a la autopsia de un atracador muerto de un disparo en el corazón. Las imágenes, no muy agradables de contemplar, muestran la herida causada por la bala en el interior del cuerpo, así como los agujeros de entrada y de salida que había dejado en la ropa del cadáver. Con esto, y con el análisis de orificios y proyectiles, los hombres de la sección tienen suficiente para describir las circunstancias en que se produjo el disparo con tanta claridad como si hubieran estado allí. Incluso con más claridad, en aquellos casos en que las declaraciones de los testigos se contradigan entre sí.

En alguna ocasión su testimonio ha sido concluyente. Hace poco más de un año, una mujer resultó muerta de un disparo en Madrid cuando paseaba por la calle Arturo Soria. La cercanía de un cuartel de la Marina dirigió hacia allí las investigaciones. "Al examinar la bala, determinamos que era de un cartucho 7,62 y había sido disparada con un Cetme. Ahora: ¿Qué Cetme era de los veinte mil, treinta mil, cien mil, que se han fabricado? Imposible saberlo. Como había sospechas de que el área de actuación podía ser el Cuartel de Marina de las proximidades, se requirió judicialmente disponer de las armas que ese día pudieron estar disponibles en el armero. Fueron, 34 Cetmes que pasaron por el laboratorio, y se determinó perfectamente cual de ellos había sido". El resto de la investigación corrió a cargo de otros departamentos, pero, al enfrentarse a una prueba irrefutable, el responsable no tardó en confesar.

Todos los días se dispara algún arma en los departamentos de Balística: necesitan los proyectiles para poder hacer comparaciones, y para obtenerlos cuentan con una galería de tiro y recogedores especiales. Incluso tienen soportes para disparar un arma a distancia, caso de que parezca no estar en buenas condiciones, para evitar así que le estalle al técnico en la cara.

Estas comprobaciones pueden también servir si a la autoridad judicial de turno le interesa saber si esa pistola o esa escopeta pueden dispararse accidentalmente o si funcionan sin complicaciones. Si hay que averiguar la deformación que sufre un proyectil al incrustarse en un cuerpo, recurren a sucedáneos: por ejemplo en la Guardia Civil disparan a cabezas de cerdo para comparar el estado de la bala con otra que se haya encontrado en un cráneo humano.

Las huellas que un proyectil pueden dejar en el interior de un cuerpo son ya competencia de los laboratorios de Analítica Forense. A pesar del nombre, no hay cadáveres tendidos sobre las mesas, pero se trabaja con unas muestras diminutas, no solo de cuerpos sino de cualquier sustancia que sea necesario identificar, trátese de un veneno, un explosivo o una droga.

"Estamos trabajando a nivel de 120-130 asuntos mensuales, tanto biológicos como de explosivos, drogas o el clásico líquido que se encuentra frente a un fallecido por asesinato o suicidio, y tienes que decir qué tiene o qué no tiene. Hay técnicas básicas que debemos conocer todos y que las conoces de la Universidad... pero si te vas metiendo en absorción anatómica, te vas metiendo en microscopía electrónica, entonces ya necesitas al experto que, a base de años y años, va cogiendo esa técnica. Lo que tienes que tener en este campo es una gran imaginación". Los buenos pero aún escasos resultados que han obtenido los avances en genética muy aplicados a la investigación policial pueden dar mucho que decir a estos departamentos de analítica.

A pesar de que el ADN tiene una importancia capital en el campo biológico, para los policías de la sección de Lofoscopia, una huella digital, o un fragmento de la misma, puede ser suficiente para identificar a su propietario sin el menor riesgo de duda. Cada huella tiene una serie de puntos o accidentes característicos, y el número mínimo admitido como prueba por un juzgado depende de la legislación de cada país. En España son doce, en otros países llegan hasta 17, en otros les basta con cuatro. Hay superficies donde las huellas quedan mejor impresionadas que en otras, pero cuando no se ven, hay una serie de productos para hacerlas resaltar.

La Policía cuenta con 750.000 fichas con las impresiones digitales de las personas que, en algún momento de su vida han tenido que "tocar el piano", como se llamaba antes a la impresión de los diez dígitos en las comisarías. Cada ficha está clasificada por orden alfabético en un archivo, y según las características de las impresiones, en otro. Pero estos gigantescos ficheros están destinados a dejar su puesto a modernos terminales de ordenador: "Berta", una base de datos que permite conservar 750.000 tarjetas, unos siete millones y medio de huellas en el ordenador que la Dirección General de la Policía tiene en el Escorial.

Localizado en un auténtico búnker, el Berta está informatizando cada día unas mil fichas del archivo de la Policía, para conseguir una identificación de huellas que podrá resolverse en cuestión de segundos desde cualquier punto de España.

La Guardia Civil tampoco se ha quedado atrás: su ordenador, "el Duque de Ahumada", situado en la Dirección General de Madrid, opera desde un edificio construido especialmente para albergar dos enormes ordenadores.El "Duque de Ahumada" y el "Berta" están interconectados y pueden colaborar en casos delictivos de especial importancia.

En la labor científica de los policías puede encontrarse la policía del futuro, y la mejora de sus instalaciones así parece indicarlo; nuevos departamentos, como Trazas Instrumentales para identificar herramientas, Toxicología o Identificación de Voz, harán aún más eficaz la labor de los sabuesos de laboratorio. Su trabajo no está en la calle, ni suelen conocer jamás el rostro de la persona cuyo diagnóstico acaba de declarar culpable. Desde sus tranquilas mesas llenas de instrumentos de alta tecnología, 24 horas al día y siete días a la semana, se limitan a contar lo que ven y cómo lo han visto.
Vicente Bobadilla

FRAUDES PARANORMALES: Las estafas esotéricas

Criminologia
El extraordinario interés social que despierta el mundo mágico y esotérico ha posibilitado el creciente número de delitos que se cometen en este contexto. La proliferación de augures, videntes y adivinos, que se anuncian en todos los periódicos del país, ha multiplicado el número de denuncias sobre estafas y fraudes esotéricos. Un nuevo tipo de delitos que, a ojos de expertos criminólogos como el Comisario Honorario Antonio Viqueira Hinojosa, están llamados a acaparar la atención policial.

Para el veterano policía y criminólogo, uno de los mayores expertos en el tema, los delitos esotéricos se multiplicarán a medida que se acerque el fin de milenio, y continúe el vacío legal que ampara este tipo de delitos.

Hasta junio de 1989, el Código Penal podía perseguir a todos aquellos que "por interés o lucro interpretaren sueños, hiciesen pronósticos o adivinaciones, o abusasen de la credulidad pública de manera semejante", pero la Ley Orgánica 3/89 derogó dicho artículo. La ley derogada en 1989 jamás fue empleada por iniciativa judicial, ya que la sociedad española acepta estas actividades esotéricas como normales. Por otro lado, si un ciudadano cree que entregando 100.000 pesetas a un adivino va a tener más suerte en la vida, está en su derecho. Eso no es ilegal. Y sólo podría procesarse a ese adivino por delitos fiscales en el caso de defraudar a Hacienda, pero no por recibir ese dinero.

Y si en 1989 la "ley de los videntes" era derogada, en 1990 los españoles se gastaban más de dos mil millones de pesetas en adivinos y videntes. Sin embargo esa cifra, basada en el control fiscal, probablemente sea mucho mayor, ya que no todos lo videntes profesionales mantienen una licencia de "trabajadores autónomos" y muchos de ellos forman parte de la economía sumergida que escapa al control de Hacienda.

Cierto es que existen, como en toda profesión, creyentes e idealistas sensibilizados por los problemas ajenos que llegan a consultar gratis, o a recibir fuera de consulta, a clientes desesperados que necesitan un poco de consuelo y atención.
De hecho, probablemente el trabajo de los consultorios esotéricos tiene más de psicoterapia que de paranormal. Pero también es cierto que se multiplica año tras año el número de "embaucadores del misterio" que, tras leerse dos libros y comprar un juego de tarot en unos grandes almacenes, montan un nuevo chiringuito esotérico.

El alucinante incremento del paro es directamente proporcional al número de consultorios ocultistas que se crean en una ciudad. No existe ni una sola ciudad o pueblo en toda nuestra geografía que no cuente con uno o varios adivinos capaces de conocer nuestro futuro y solucionar todos nuestros problemas por un módico - o no tan módico - precio. La ignorancia, la angustia y la credulidad son las herramientas que utilizan numerosos videntes para ejercer su trabajo.


"Bi-dentes" y "parasito-logos"
En una carta fechada el 15 de diciembre de 1988, y en respuesta a una pregunta efectuada por Federico Sánchez, por entonces presidente de la Agrupación Parapsicológica de la Comunidad de Madrid, la Secretaría General del Consejo de Universidades españolas concluía: "En contestación a su escrito, le significo que entre las propuestas de titulaciones universitarias remitidas a información pública por la Ponencia de Reforma de las Enseñanzas, no figura la relativa a los estudios de parapsicología, sin que tampoco dicha disciplina sea objeto de materia troncal en las diversas titulaciones propias de este campo".

Con este escueto pero sustancioso párrafo, la Secretaría del Consejo de Universidades zanjaba una polémica: no existen parapsicólogos en España. Mientras que en otros países como EE.UU o Inglaterra, sí existen universidades que mantienen laboratorios, y hasta alguna cátedra de parapsicología, en España, quien se autotitule "parapsicólogo diplomado", sencillamente está mintiendo.

Aún a pesar de que en los años 90 se hayan creado asociaciones comerciales autodenominadas "Facultad de Parapsicología", "Universidad Libre de Parapsicología", "Colegio Profesional de Parapsicólogos", etcétera, ninguna de estas asociaciones cuenta con ningún reconocimiento ni convalidación especial de sus diplomas. De hecho, un análisis legal de esas pretendidas "universidades", invalidaría absolutamente todas sus pretensiones académicas. Estas asociaciones se dedican a la confección de cursos por correspondencia (o personalmente) de parapsicología, astrología, hipnosis, etcétera. Todos ellos de pobre contenido y a los que suelen acudir videntes y adivinos profesionales ansiosos de un diploma (aún de nulo valor académico) con que justificar sus actividades comerciales.

En este sentido, la falta de manifestación por parte de los estamentos académicos pertinentes hace que cualquier individuo pueda autodefinirse como parapsicólogo, ufólogo o astrólogo sin incurrir en ningún delito de intrusismo profesional. La sobresaturación de "parapsicólogos diplomados" que echan las cartas, leen el futuro o ven el aura ha creado una lamentable confusión de términos.

El parapsicólogo, tal y como se entiende en los países en que existe esta formación universitaria, no posee ninguna capacidad paranormal, sino que es el científico que estudia dichas capacidades. Igual que el cardiólogo no es el enfermo de corazón, ni un dentista el que padece la caries, sino el que la trata, el parapsicólogo es quien estudia lo paranormal.

Lamentablemente, parapsicólogo y vidente son términos que ya se han convertido en sinónimos. Y esto ha hecho que los verdaderos investigadores y científicos que analizan los fenómenos paranormales se hayan visto en la necesidad de renegar del concepto "parapsicólogo" ante el soberano descrédito en que ha caído la definición.

Un simple vistazo a cualquier revista especializada o no especializada, nos mostrará anuncios en los cuales "parapsicólogos diplomados" se ofrecen para curar enfermedades, ver el futuro, el presente o el pasado... (y el pluscuamperfecto), limpiar el aura o contactar con guías espirituales. La mayoría de ellos demuestran una incultura científica y esotérica despampanante y solo sirven para demostrar, sin lugar a dudas, que los fantasmas existen... pero no están muertos. Más que parapsicólogos cabría hablar de "parasito-logos". Y más que videntes, podría calificárselos como "bi-dentes", armados de dos dientes - afilados colmillos - con los que vampirizan y parasitan a sus clientes...

Fraudes esotéricos más habituales

El pasado año 1995 se realizó un estudio sobre los fraudes esotéricos coordinado por la publicación gallega "El ojo crítico". Tras publicar una serie de anuncios en revistas y programas esotéricos solicitando la colaboración de ciudadanos que considerasen haber sido víctimas de una estafa esotérica se recibieron docenas de cartas y llamadas telefónicas desde Madrid, Mataró, Almería, Bilbao, Murcia, Santander, Córdoba, Salamanca, Málaga, Tarragona, Barcelona, Zaragoza, toda Galicia e incluso México. Un pequeño e informal estudio estadístico sobre las denuncias recibidas se publicó en el número 9 de "El ojo crítico", y resulta sumamente ilustrativo.

Según este informe es sorprendente observar que, a pesar de las sumas de dinero estafadas, un 25% de las cartas recibidas son anónimas. El denunciante se limita a remitir su queja, en muchos casos acompañada de recortes de prensa, o anuncios clasificados de periódicos, sin facilitar su nombre ni dirección. Desde el punto de vista legal estas denuncias carecen de todo valor.

Por otro lado, casi la mitad de los denunciantes que facilitan sus datos exigen total anonimato, especificando que no estarían dispuestos a declarar ante un tribunal ni ante medios de comunicación por temor a que el vidente denunciado tomase represalias mágicas, como un hechizo, mal de ojo, etcétera. (Dato este muy interesante)

Nos ha sorprendido que en un 15% de los casos el estafado consiguió, por sus propias presiones al vidente, recuperar el dinero invertido. Las sumas estafadas oscilan entre las 40.000 pesetas (en los "timos menores") aumentando el número de denuncias de timos a partir de 100.000 pesetas. En algunos casos la suma supera el medio millón. Respecto a la causa del timo, problemas de pareja y de salud, se reparten a partes iguales el 73% de los fraudes, en el 27% el cliente acudió a la consulta del vidente por problemas económicos o de trabajo.

En cuanto a las técnicas de fraude, el "timo del trabajito" es la estafa esotérica más usada, sumando el 60% de las denuncias recopiladas. Un 15% se quejaba de timos a causa de anuncios de "videntes a distancia", un 5% se refiere a "videntes nómadas" y otro 5% a amenazas directas del vidente, y el 15% restante a otros tipos. También nos ha sorprendido observar que en el 25% de las cartas recibidas el estafado pedía que se les aconsejase "un vidente auténtico" (?), e incluso escribió un profesional "serio y auténtico" ofreciendo sus servicios...


Tres timos típicos
La picaresca que rodea el mundo del misterio es muy variada, y muchas son las argucias ideadas por los falsos videntes para estafar a sus víctimas. El "timo del trabajito", los "videntes nómadas" y la "limpia del dinero" son tres ejemplos sumamente gráficos para situarnos ante el problema de las estafas esotéricas.
Uno de los timos esotéricos más practicados, y que ha conducido a más videntes antes un Tribunal de Justicia es el "timo del trabajito". La descripción esquemática de este abundante fraude es la siguiente:

El cliente acude a la consulta del cartomante, quirólogo o astrólogo, que le cobrará entre 1.000 y 5.000 pesetas. El diagnóstico, entre vagos aciertos debidos a deducciones lógicas (tez pálida = enfermedad; alianza en el dedo = casado, etcétera), será el de un hechizo, mal de ojo o "trabajito", que es el origen de todos los males del consultante. A continuación, se le ofrecerá u pequeño remedio (plantas, amuletos, talismanes, etcétera) por el que pagará de 5.000 a 50.000 pesetas, aunque algunos listillos regalarán este amuleto para ganarse la confianza de la víctima. Como el problema no se soluciona, el vidente le dirá que el "hechizo" es demasiado fuerte, y es necesario un "contra-hechizo" o un "trabajito". Este puede consistir en un ritual mágico en su propia casa, en un bosque o cruce de caminos, etcétera. Esto le costará entre 50.000 pesetas y 1.000.000.

Si el cliente pica y paga, este puede ser el inicio de una larga serie de "trabajitos", cada cual más caro porque "hace falta más energía para luchar contra un hechizo que es más poderoso de lo que se creía". Este sangrante proceso durará lo que la paciencia del consultante o su cuenta bancaria. Uno de los procesos más significativos se produjo en Galicia. Hacía años que una mujer mantenía consulta quiromántica en La Coruña. Como buena profesional, contrataba regularmente un anuncio en la prensa regional: "Adivino el futuro; soluciono todos los problemas, magia, sanación, etcétera".

En julio de 1989, un vecino de la villa de Cerceda, acudió a una popular vidente - que era de origen portugués, aunque se hiciese pasar por brasileña por aquello del exotismo macumbero - Tras el típico diagnóstico "Veo envidias... ¡A ti te han echado un mal de ojo!", la vidente recetó hierbas mágicas bendecidas por los Exus que le enviaban de Sao Paulo.

La verdad es que las compraba en el herbolario de su misma calle por cuatro duros, y luego las revendía a sus clientes por cuatro veces su valor. Como, naturalmente, los problemas no se solucionaban, la avispada adivina aseguró que debía realizar un "trabajito de retroceso". Desplazándose al domicilio de sus víctimas, realizó, como tantas otras veces, un sortilegio en la cocina de la casa. Este consistió en derretir cera y plomo en un cazo para "ahuyentar los malos espíritus". Por tal actividad cobró a la humilde pareja 280.000 pesetas. O pagaban, o los espíritus diabólicos que atormentaban sus vidas multiplicarían su perniciosa influencia.

Viendo que los desesperados clientes pagaban sin rechistar, les comunicó que el embrujo era más diabólico y poderoso de lo que imaginaba; por eso, pronto moriría un pariente cercano. La única forma de evitarlo sería realizar un "trabajito" más poderoso. Pero claro, eso costaba más dinero. En compañía de una colaboradora, condujo a su víctima y a su esposa al monte de A Zapateira, en las afueras de La Coruña. Portaba la bruja un saco con un gato. Una vez en el lugar del ritual, la vidente portuguesa se lió, con saña pero escasa habilidad, a hachazos con el saco. Afortunadamente, el inocente animal pudo huir. A pesar del chapucero ritual, la bruja cobraría 440.000 pesetas por el sortilegio. Así, continuó realizando trabajitos y cobrando considerables sumas de dinero, joyas e incluso enseres personales que el desafortunado matrimonio entregaba llevado por el pánico y la ignorancia. Según su declaración, cuando la maga había timado más de 3.800.000 pesetas, y ante la imposibilidad física de pagar más, el matrimonio se decidió a acudir a la Policía.

En febrero de 1990, otra persona acudió a la misma vidente a través de su anuncio en la prensa. Sería la nueva víctima de sucesivos engaños aún más crueles que le harían desembolsar casi tres millones de pesetas... La víctima pondría posteriormente una denuncia contra la "meiga". Estas dos denuncias posibilitaron su procesamiento. Gracias a estos desafortunados, la "vidente do Brasil" puede costearse sus operaciones de cirugía estética, liftings y otros negocios.

Otro de los timos esotéricos que se han puesto de moda en los años noventa es el de "la limpia del dinero". Uno de los primeros casos denunciados, que ha trascendido a la prensa, fue el de una joven economista madrileña de 27 años que acudió a un "parapsicólogo espiritualista" con la pretensión de encontrar ayuda en el bache económico que estaba sufriendo. El "parapsicólogo" (¿debería decir parasito-logo?) argumentó a la joven que debía "purificar" el dinero de la misma. Ya se sabe que "dinero llama a dinero" y, según el brujo, el problema era que su dinero estaba maldito.

Siguiendo las indicaciones del brujo, la incauta consultante acudió a una hora mágica del domingo 4 de octubre a una vivienda alquilada en la calle Fuencarral de Madrid portando todo su dinero: 2.600.000 pesetas que previamente había sacado del banco para que fuese "limpiado de malas vibraciones".

El vidente introdujo el dinero en una bolsa de plástico opaca, que a su vez sumergió en una tinaja preparada con un líquido mágico para "magnetizar positivamente el dinero". Después de unos minutos, extrajo la bolsa y la envolvió en una toallas, indicando a la joven que el dinero debía reposar durante cinco horas para "impregnarse de energías positivas".

El "parapsicólogo" pidió a su víctima que vigilase atentamente el paquete del dinero mientras él salía a hacer unas gestiones. Al transcurrir varias horas sin que el brujo volviese, la joven abrió el paquete, descubriendo que los billetes habían sido cambiados por papeles de periódico. El vidente, efectivamente había "limpiado" todo el dinero de la chica antes de darse a la fuga. Este timo ha sido practicado en toda España por videntes y adivinos sin escrúpulos. Por desgracia, sólo unos pocos han sido detenidos y procesados.

Más indignante aún es una serie de timos efectuados en humildes poblaciones rurales catalanas por una falsa vidente que, tras averiguar qué familias tenían problemas económicos o de salud, se ofrecía a ayudarlos. Durante varios días visitaba a sus víctimas ganándose su confianza con actitudes amistosas y consultas mánticas gratuitas.

Cuando los incautos confiaban en las buenas intenciones de la bruja "que no cobraba nada por las visitas", ésta planteaba que la solución de todos los problemas estaba en "limpiar el dinero, las joyas y todos los objetos de valor" de la familia para purificar las malas vibraciones energéticas de dichas riquezas. Cuando la ingenua familia accedía al ritual, la despiadada estafadora cambiaba el dinero o las joyas por otros previamente preparados, desapareciendo seguidamente para viajar a otro pueblo en busca de nuevos incautos.

Otro tipo de estafas, cada vez más numerosas, se deben a los "videntes nómadas". Estos individuos operan de la siguiente manera. Alquilan una habitación de hotel, o una pensión, y establecen allí su consulta. Anuncios en la prensa local atraerán a los incautos clientes.

Como prueba de "buena voluntad" el vidente dará total garantía de sus resultados, y sólo cobrará la mitad del importe por adelantado y la otra mitad cuando se verifiquen sus poderes. "En caso de que mi magia no funcione le devolveré el dinero". Ante este planteamiento el cliente no desconfiará de la buena intención del brujo, y con gusto entregará sumas que oscilan entre las 100.000 y las 350.000 pesetas como primer pago por un servicio mágico.

Cuando pasa el tiempo, y los servicios contratados no han funcionado (tales servicios pueden ir desde la curación de una enfermedad a la solución de un problema laboral), el cliente decide acudir a reclamar su dinero. El falso vidente habrá abandonado la ciudad, llevándose las "mitades de su minuta" de docenas de personas (lo que suma cifras millonarias) habiéndose emplazado ya en otra ciudad en la que abrirá una nueva consulta, y seguirá cobrando la "mitad por adelantado" de centenares de incautos a los que estafar.

Estos tres ejemplos, como en otros muchos tipos de fraude, es posible que el falso brujo utilice técnicas de ilusionismo para encandilar a sus clientes, "demostrando" sus "poderes mágicos".

El término "mentalista" se ha utilizado con frecuencia como sinónimo de paragnosta, dotado o sensitivo, sin embargo también se refiere a una especialidad dentro del ilusionismo, la dedicada a reproducir fenómenos parapsicológicos, fundamentalmente telepatía, clarividencia, pre y retrocognicción y psicoquinesis. El mentalismo tiene su origen en aquellos cruzados que a finales del siglo XIX se dedicaron a perseguir a los falsos mediumes que tanto proliferaron en Europa y Estados Unidos a la sombra de las hermanas Fox. Desde el legendario Harry Houdini, al polémico James Randi, pasando por John N. Maskeyne o el español Antony Blake, son numerosos los ilusionistas de prestigio que han dedicado buena parte de su trabajo a desenmascarar fraudes parapsicológicos, sin embargo es fácil caer en el extremismo, considerando todos los fenómenos paranormales como fraude solo porque pueden ser reproducidos a través de la magia. Y este es un mal abundante en el mundo del ilusionismo.

Es cierto, como dicen los escépticos, que todo fenómeno paranormal puede reproducirse a través del ilusionismo. Yo mismo he "doblado" llaves con o sin contacto, he "movido" objetos a distancia, he "leído" el pensamiento, he "pronosticado" hechos futuros, he "materializado y desmaterializado" objetos, he "contactado" con espíritus, etcétera, a través de efectos de mentalismo, pero siempre dentro de un margen.

Existen una serie de limitaciones que el ilusionista no puede sortear, y ahí es donde han de demostrarse las facultades de los auténticos paragnostas. Una de las claves de la magia es que no crea fenómenos paranormales, sino ilusiones de estos fenómenos. El empalme, el forzado y el salto, por ejemplo, son tres herramientas básicas con las que cualquier prestidigitador puede hacerse pasar por el más fabuloso sensitivo ante parapsicólogos inexpertos. El "forcing", obligar a elegir al sujeto lo que él cree escoger libremente; el "stealing", técnicas para obtener información del sujeto, que el mago no podría conocer; y el "facting", hacer aparentar predicción algo que ya se conocía antes, son las tres armas del mentalista para convertirse en un perfecto paragnosta. Por eso es importantísimo, a la hora de evaluar un supuesto fenómeno paranormal, que el investigador tenga conocimientos de ilusionismo, o se asesore de mentalistas expertos. Sin embargo el cliente de un vidente no es un experto investigador, sino un sujeto, más o menos angustiado por un problema, que está predispuesto a creer en lo mágico. Y si de pronto el vidente cae en trance y hace levitar un objeto, se "atraviesa" un ojo o "lee" su pensamiento, el desafortunado consultante creerá a pies juntillas en todo lo que afirme el brujo y pagará por ello.

Como evitar las estafas
La experiencia acumulada en el estudio de este tipo de estafas nos ha permitido formular nueve medidas de precaución para intentar evitar las estafas, en caso de acudir a un vidente. No se trata aquí de enjuiciar las creencias mágicas o esotéricas, amparadas por el artículo 16 de la Constitución Española, sino de proteger al ciudadano creyente, el escéptico obviamente no acude a videntes, de posibles fraudes. Que un vidente sea honesto significa que cree en lo que hace, aunque eso no es garantía de que posea ningún poder extrasensorial, y ningún profesional honesto de la videncia - que los hay - se opondrá a estas medidas de precaución:

1. Desconfíe del vidente que pasa consulta en un hotel o habitación alquilada. Procure siempre que la consulta sea un lugar "controlado".
2. Los precios por una consulta mántica (tarot, lectura de manos, astrología, etcétera) en el mercado esotérico oscilan entre las 3.000 y las 10.000 pesetas. Una tarifa mayor puede indicar un abuso y una intención de estafa.
3. En caso de que le diagnostiquen un "mal de ojo" y le propongan un "trabajito" recuerde que, según la ley, un cobro injustificado de más de cincuenta mil pesetas está contemplado como delito de estafa; si la cifra reclamada es menor solo está tipificado como falta.
4. Desconfíe de aquellos videntes que por iniciativa propia se pongan en contacto con usted para advertirle de terribles desgracias que le esperan, de las que dicen pueden protegerles a cambio de dinero.
5. Jamás someta su dinero en efectivo, o joyas a rituales de purificación mágica, y si tiene el capricho de hacerlo utilice bolsas transparentes y no pierda el dinero de vista.
6. Siempre que sea posible acuda acompañado de un amigo a la consulta. Además de contar con un testigo presencial - que podría declarar en un juicio -, tendrá el consejo de alguien menos afectado por su problema, y por tanto más objetivo a la hora de detectar un posible timo.
7. Caso de entregar una gran suma de dinero a cambio de un trabajo de magia, exija un recibo o factura. Sólo así podrá demostrar el pago si se trata de una estafa. Si no le pueden expedir un recibo no pague en efectivo, hágalo con un cheque nominativo a nombre del vidente. Esto podría ser utilizado ante un tribunal como prueba.
8. Suponiendo que lo paranormal exista, estos fenómenos son aislados y escurridizos. Desconfíe del profesional que ostente alegremente supuestos poderes sobrenaturales, y si le es posible, consulte a un ilusionista.
9. Y sobre todo, no tema denunciar una estafa. Ningún falso brujo que recurra al fraude tiene poderes mágicos reales para hacerle daño. De tener poderes no necesitarían recurrir al fraude.

Manuel Carballal
Vicepresidente 2º de CIAC

Artículo publicado en el nº119 de la revista Policía